Una reflexión sobre tres ex estudiantes, sus destinos y sus futuros
Durante mi periodo como coordinador de los programas de ciencia política, gobierno y relaciones internacionales en la Universidad Autónoma de Manizales tuve muchos estudiantes excepcionales, brillantes y motivados quienes lo que buscaban era lograr lo mejor para su pueblo, el pueblo que tanto amaban. Esta reflexión trata con tres de ellos: un autor, poeta, músico y analista cívico, Julián Santiago Bernal Ospina; y dos que han ejercido sus carreras en la política, ambos compartiendo el primer nombre: “Carlos”.
Julián, un pensador profundo y un brillante observador de realidades las cuales cristaliza en diversos tipos de escritos y exposiciones, ha escrito una bella reflexión sobre uno de los otros dos, Carlos Anderson García Guerrero, secretario de planeación para el Departamento de Caldas bajo dos diferentes gobernadores. El escrito de Julián se titula “La cicatriz de Carlos Anderson” y se encuentra dentro de su interesante blog
https://julianbernalospina.com/
. Creo muy importante que todos lean esa reflexión de Julián. Es esencial leerla para entender mis observaciones que siguen al respecto.
El sujeto de su escrito es un joven de mucho talento pero, además y más impactante, es un milagro encarnado. Refleja lo mejor, no solo de Colombia sino del ser humano. Es un ser quien, enfrentado por lo peor de la humanidad, por lo más brutal y lo más desgraciado, con la ayuda de su espíritu indominable, todo lo superó. Lamentablemente, su pasado no es excepcional en nuestro hermoso país, no es excepcional, por terriblemente difícil e injusto que fue. Pero la manera en la cual Carlos Anderson lo superó si es excepcional, y es ejemplar. Ejemplar en una forma esencial para nuestro país, esencial para nuestro mundo tan violento y torcido.
Al parecer, el destino, que tantas veces es tan injusto, en este caso formó un protagonista que entiende lo peor de nuestro bello país, pero a la vez, entiende que superar los peores retos, por difícil que sea, no es imposible. Carlos Anderson, después de superar retos casi insuperables, escogió como carrera el servicio público, el servicio cívico real, pero ahí no llegó por medio de la ruta tradicional, la politiquera electoral. Salió de estrato económico y social peor que el cero pero, por medio de préstamos del Icetex y la ayuda de una media hermana, una muchacha desconocida durante la mayoría de su vida, ingresó a estudiar ciencia política en la Universidad Autónoma de Manizales. Primero, claro, en forma acelerada, completó sus estudios de secundaria, estudios por muchos años aplazados. Luego de graduarse como politólogo empezó a trabajar como contratista en la gobernación de Caldas. Ahí, inmediatamente dejo su marca como trabajador preparado, serio, honesto y talentoso pero, a la vez, humilde. Fue reconocido por eso, ascendiendo en puestos de cada vez mayor responsabilidad y, en cada puesto, fue exitoso. Tan exitoso que fue imposible no reconocer su talento no obstante todo el favoritismo indebido y la corrupción que lastimosamente caracteriza nuestros gobiernos a todo nivel. Y uno que si lo reconoció fue el entonces gobernador de Caldas Luis Carlos Velázquez. Luis Carlos tuvo la inteligencia de hacerlo su mano derecha y luego, nuestro secretario de planeación. El gobernador actual, Henry Gutiérrez Ángel, reconoció lo mismo y, en forma algo excepcional para nuestro sistema político en donde todo cambia con toda nueva administración, insistió que Carlos siguiera en su despacho permitiendo la implementación estratégica de proyectos esenciales de largo plazo.
En todo lo anterior Carlos Anderson se diferencia totalmente del otro de sus compañeros de estudios del cual escribo. Otro Carlos quien también fue estudiante mío pero uno quien rápidamente, pero sin adecuada formación, ascendió en la política municipal. El segundo Carlos no enfrentó mayores traumas en su vida. Como joven lo peor que le ocurría fue que de vez en cuando perdía su moto, no acordándose donde la había dejado después de una noche de mucha rumba. De todo tipo de apoyo y de beneficios disfrutó. La alcaldesa de Bogotá, Claudia López lo adoraba y como líder de la Alianza Verde a nivel nacional, cuando Carlos fue rechazado por su partido a nivel Departamental, al parecer, ella dio la orden que en Caldas, lo que quería “Carlitos” se haría. El ex Senador y ahora ministro, Mauricio Lizcano también lo apoyó, y eso desde que Carlos era un estudiante de bachillerato cuando ya había decidido que algún día seria presidente de Colombia. Fue con la ayuda de la maquinaria política lizcanista que Carlos Mario llegó a ser alcalde cuando aún era demasiadamente joven. Pero una vez en el poder, resulto mal títere, tenía ambiciones indominables y un carácter difícil, tanto para sus mentores como para sus colegas y empleados. Los últimos, incluso varios de sus compañeros de estudio y también ex estudiantes míos, rápidamente, en choros, lo abandonaron. No obstante todo lo positivo, su juventud no escapo un trauma serio. Durante su único periodo como concejal, perdió a su madre en condiciones problemáticas, algo sumamente doloroso para él.
Ascendió la escalera política casi de un solo paso, no por mérito administrativo o por su preparación anterior ni solamente por el apoyo sus mentores politiqueros sino por su carisma, por su enorme talento en lo electoral y por su dominio de las redes sociales. El segundo Carlos, Carlos Mario Marín Correa, tiene una sonrisa linda y una bella y muy querida esposa, pero de la vida real, en comparación con el primer Carlos, poco sabe y por su falta de preparación y por su carácter algo imperioso, su administración como alcalde de Manizales fue desastrosa, aunque con recursos públicos contrató a destacadas agencias de publicidad para crear el imagen que, aunque falso, quizás a futuro pueda utilizar para disfrazar las realidades de su gobierno. Y eso podría ser exitoso. No obstante salir de la alcaldía con el peor índice de favorabilidad en la historia de encuestas sobre ese tema en Manizales, después de dejar la ciudad extremamente endeuda y con casi todos sus proyectos sin completar y sobre costo, fue nombrado el segundo mejor alcalde de Colombia por el grupo Colombia Líder, algo que a ese grupo los hace parecer de poca confianza. Obviamente, si gobernar no es su talento, si sabe cómo manejar publicidad, redes y medios. Quizás a futuro como asesor en esos temas se debía enfocar, aunque los rumores indican que aspirara al Senado de la Republica, y luego, a lograr su sueño de ser nuestro presidente. ¡Qué susto!
Que pesar que así resultó. Yo mucho he querido a ambos Carlos no obstante la honestidad con la cual he sido opositor del segundo durante su administración. Pero por ser tan apurado para agarrar al poder, llegó sin haberse preparado y sus fracasos mucho nos costaron. Que pesar que, mirándose en el espejo, no puede ver y aceptar la realidad y dedicarse a mejorarse, a hacer un análisis realista y en base de eso, confesar sus errores y pedirle disculpas a su pueblo, pedir perdón y hacer lo posible para aprender de sus errores y así, llegar a ser por lo menos algo parecido a la persona que se pensó ser, alguien en alguna forma más parecido al primer Carlos. Más preparado para usar su carisma y su talento electoral para el bien público en vez que para satisfacer su ego. Pero no, saliendo, insiste que su alcaldía fue insuperablemente positiva e ignora su rechazo por la ciudadanía Manizaleña, y caracteriza como mentiras las observaciones sobre el estado de la ciudad por parte del nuevo alcalde, Jorge Eduardo Rojas.
A diferencia con nuestro ex alcalde, Carlos Anderson no aspira todavía a otros cargos, solo a formarse bien en temas relacionados con la gobernanza, con la administración pública, con el manejo de gente a su cargo y en como mejor servir a sus conciudadanos. Pero hay muchos, yo entre ellos, quienes creen que sería excelente gobernador, eso algún día, no ahora, y también, que quizás también, después de eso excelente ministro, y quizás, hasta excelente presidente. Que opciones tan totalmente diferentes las que salieron del mismo programa universitario durante la misma época, con los mismos profesores, los mismos compañeros, pero claramente, no con las mismas experiencias personales. Uno nos llega por las rutas duras que enfrentan a los victimas de nuestros conflictos internos, los victimas de nuestra corrupción omnipresente, las víctimas de los abusos por los peores entre nosotros, superándolo todo, y el segundo, pues por medio de todos los beneficios que nuestra sociedad corrupta les brinda a sus preferidos. La realidad me parece, no solo con respecto a Carlos Anderson sino con respecto a otros de mis estudiantes que han salido de los estratos más bajos superando problemas relacionados con la violencia y la corrupción, personas como el nuevo concejal de Manizales, Víctor Alfonso Caicedo Espinosa, fundador y director de la Escuela contra la Pobreza, que solamente ellos realmente entienden completamente los difíciles problemas que nos enfrentan, y por lo tanto, son esenciales miembros de cualquier equipo político, a cualquier nivel, que busca lograr superarlos, o, por lo menos, minimizarlos.
Gracias Julián por ese perfil tan poderoso de tu compañero, Carlos Anderson, el que investigaste, analizaste, escribiste y compartiste. Tocó mi alma. Y de ti y de Carlos Anderson mucho espero a futuro y no creo que seré decepcionado. ¿Y de Carlos Mario? Pues uno nunca sabe. Carlos Anderson es prueba que milagros si ocurren y quizás Carlos Mario también, algún día, se despertará y llegará a ser otro orgullo para sus compañeros de ese programa tan especial que tuve el honor, por un tiempito, de coordinar.
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© Guillermo Calvo Mahé; Manizales, 2023; all rights reserved. Please feel free to share with appropriate attribution.
Guillermo (“Bill”) Calvo Mahé (a sometime poet) is a writer, political commentator and academic currently residing in the Republic of Colombia (although he has primarily lived in the United States of America of which he is also a citizen). Until 2017 he chaired the political science, government and international relations programs at the Universidad Autónoma de Manizales. He is currently the publisher of the Inannite Review, available at Substack.com, a commentator on Radio Guasca FM, and an occasional contributor to the regional magazine, el Observador. He has academic degrees in political science (the Citadel), law (St. John’s University), international legal studies (New York University) and translation and linguistic studies (the University of Florida’s Center for Latin American Studies). However, he is also fascinated by mythology, religion, physics, astronomy and mathematics, especially with matters related to quanta and cosmogony. He can be contacted at guillermo.calvo.mahe@gmail.com and much of his writing is available through his blog at https://guillermocalvo.com/.